Postales del Fin de Semana.
El sábado tuve la oportunidad de participar en una reunión de remeros master. Invitación mediante del capitán, me acerqué por la tarde al club. “Si un club no puede generar actividades relacionadas con el remo, languidece. Y se transforma en una casa quinta, para el uso de unas pocas familias que lo visitan los fines de semana”, cuanta razón tenés Miguel. Los clubes de remo necesitan, aunque suene redundante, de dirigentes de remo. “Necesitamos de los masters, porque de ellos deberían salir futuros miembros de la comisión directiva”, y sigo coincidiendo.
La reunión tuvo como objetivo fijar los lineamientos básicos, que deberían observarse, para rearmar el grupo de remeros masters. Si se siguen, seguramente el club volverá a contar con un equipo capaz de convivir y compatibilizar con el resto de las actividades que se practican en el mismo. ¿Qué se espera? Contar con un grupo de remeros con ganas de apoyar a los chicos del equipo oficial y de la escuela, que tenga capacidad para autofinanciarse. Esperemos los deseos puedan transformarse en realidad.
Terminada la reunión, aproveché para recorrer las instalaciones. Al llegar al buffet me encontré con las chicas del Rosario Rowing y los chicos de Mendoza, compartiendo una mesa y una partida de truco. Tras un día de entrenamiento con la selección, y descansando en vísperas de otro. En otra mesa, retirada, una de las chicas del doble junior, ensimismada, resolvía un trabajo práctico. “Estoy estudiando Ingenieria de Sistemas” nos cuenta y vuelve a concentrar su atención sobre una hoja llena de diagramas lógicos. No puedo dejar de pensar lo afortunados que son estos chicos. Fruto de su esfuerzo logran vivir en un microclima dentro de nuestra sociedad. Esto no significa que no se vean afectados por la problemática diaria de la vida en Argentina. No, desgraciadamente no. Pero de la conjunción de sus ganas, inmensas por cierto, y el apoyo de sus clubes, nace la posibilidad de vivir una realidad distinta. Donde la realización de sus sueños tiene forma de línea de llegada, y el transporte, de bote y remos.
Alberto los mira desde el cuadro, que, colgado debajo del Michelangelo, lo recuerda en el salón principal. Seguro él estará orgulloso viéndolos. En este punto quiero resaltar algo, que, con dolor, pude observar. En las vitrinas faltan viejos trofeos, testimonios de épocas de gloria del club. Como así también hay un gran cuadro con dos objetos faltantes, apoyado sobre uno de los muebles. “Los guardamos, y a ese otro lo tuvimos que poner ahí arriba. ¿Las dos medallas de oro que le faltan? Desaparecieron después de una fiesta” me confiesan por lo bajo.
Salgo, y ya rumbo a la lancha el capitán me comenta con alegria “Hay un chico de la escuelita al que este año me lo llevo para el single menor. Tenés que verlo, si llegamos lo presentamos para el campeonato argentino”. Yo también me alegro, ojalá que nunca perdamos el semillero.
Cruzo la calle y me encuentro con Nestor, feliz porque su hijo pudo competir fuera del país. Comparto su felicidad, porque es genuina, y solo ellos tres (papá, mamá, e hijo) saben lo que les ha costado.
Conclusiones del día:
Mientras siga habiendo remeros masters con ganas de apoyar a los clubes y a los chicos del equipo oficial y la escuela….
Mientras siga habiendo remeras, como las rosarinas, capaces de luchar para conseguir un micro que les traiga los remos, y con ganas de traerselos luego en el tren de Retiro a Tigre un viernes por la noche …..
Mientras siga habiendo remeros, como los mendocinos, con fuerzas para dedicarle cada entrenamiento a su entrenador …
Mientras siga habiendo remeros que sepan compatibilizar el remo con otras actividades que aseguren su futuro ….
Mientras siga habiendo clubes que apuesten por sus remeros ….
Mientras siga habiendo clubes que fomenten las escuelas de remo ….
Mientras siga habiendo tipos como vos, capitán, con tantas ilusiones ….
Mientras siga habiendo padres que apoyen a sus hijos ……
El remo argentino seguirá vivo.
La reunión tuvo como objetivo fijar los lineamientos básicos, que deberían observarse, para rearmar el grupo de remeros masters. Si se siguen, seguramente el club volverá a contar con un equipo capaz de convivir y compatibilizar con el resto de las actividades que se practican en el mismo. ¿Qué se espera? Contar con un grupo de remeros con ganas de apoyar a los chicos del equipo oficial y de la escuela, que tenga capacidad para autofinanciarse. Esperemos los deseos puedan transformarse en realidad.
Terminada la reunión, aproveché para recorrer las instalaciones. Al llegar al buffet me encontré con las chicas del Rosario Rowing y los chicos de Mendoza, compartiendo una mesa y una partida de truco. Tras un día de entrenamiento con la selección, y descansando en vísperas de otro. En otra mesa, retirada, una de las chicas del doble junior, ensimismada, resolvía un trabajo práctico. “Estoy estudiando Ingenieria de Sistemas” nos cuenta y vuelve a concentrar su atención sobre una hoja llena de diagramas lógicos. No puedo dejar de pensar lo afortunados que son estos chicos. Fruto de su esfuerzo logran vivir en un microclima dentro de nuestra sociedad. Esto no significa que no se vean afectados por la problemática diaria de la vida en Argentina. No, desgraciadamente no. Pero de la conjunción de sus ganas, inmensas por cierto, y el apoyo de sus clubes, nace la posibilidad de vivir una realidad distinta. Donde la realización de sus sueños tiene forma de línea de llegada, y el transporte, de bote y remos.
Alberto los mira desde el cuadro, que, colgado debajo del Michelangelo, lo recuerda en el salón principal. Seguro él estará orgulloso viéndolos. En este punto quiero resaltar algo, que, con dolor, pude observar. En las vitrinas faltan viejos trofeos, testimonios de épocas de gloria del club. Como así también hay un gran cuadro con dos objetos faltantes, apoyado sobre uno de los muebles. “Los guardamos, y a ese otro lo tuvimos que poner ahí arriba. ¿Las dos medallas de oro que le faltan? Desaparecieron después de una fiesta” me confiesan por lo bajo.
Salgo, y ya rumbo a la lancha el capitán me comenta con alegria “Hay un chico de la escuelita al que este año me lo llevo para el single menor. Tenés que verlo, si llegamos lo presentamos para el campeonato argentino”. Yo también me alegro, ojalá que nunca perdamos el semillero.
Cruzo la calle y me encuentro con Nestor, feliz porque su hijo pudo competir fuera del país. Comparto su felicidad, porque es genuina, y solo ellos tres (papá, mamá, e hijo) saben lo que les ha costado.
Conclusiones del día:
Mientras siga habiendo remeros masters con ganas de apoyar a los clubes y a los chicos del equipo oficial y la escuela….
Mientras siga habiendo remeras, como las rosarinas, capaces de luchar para conseguir un micro que les traiga los remos, y con ganas de traerselos luego en el tren de Retiro a Tigre un viernes por la noche …..
Mientras siga habiendo remeros, como los mendocinos, con fuerzas para dedicarle cada entrenamiento a su entrenador …
Mientras siga habiendo remeros que sepan compatibilizar el remo con otras actividades que aseguren su futuro ….
Mientras siga habiendo clubes que apuesten por sus remeros ….
Mientras siga habiendo clubes que fomenten las escuelas de remo ….
Mientras siga habiendo tipos como vos, capitán, con tantas ilusiones ….
Mientras siga habiendo padres que apoyen a sus hijos ……
El remo argentino seguirá vivo.
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on viernes, julio 15, 2005 at viernes, julio 15, 2005.
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