Los argentinos muchas veces nos llenamos la boca quejándonos de la realidad que nos toca vivir. Y en el preciso momento en que se genera la posibilidad del cambio, parece que irremediablemente la desperdiciamos. Y aquí se plantean las dudas, que a esta altura no quedan circunscriptas al solo ámbito del remo, sino que tranquilamente las podemos extrapolar a muchos otros aspectos de la vida diaria argentina: ¿no sabemos elegir?, ¿olvidamos los reclamos?, ¿o es que realmente creemos en que la elección realizada es la mejor?.
A fines de agosto se realizaron las elecciones en la Asociación Argentina de Remo. Estas brindaron la posibilidad de elegir quien presidirá la misma en los próximos futuros dos años; los consejeros, titulares y suplentes, también por la misma cantidad de tiempo; y los revisores de cuentas, por un año.
Para entender la problemática que deberá afrontar la nueva administración, hagamos un repaso de los reclamos latentes entre los remeros:
Contar con una flota íntegra para ser usada por la selección argentina.
Que exista el concepto de selección argentina como tal. Esto es, un grupo de remeros que sepan que son parte de la selección, y los cuales sean observados periódicamente por los entrenadores nacionales.
Que se realicen entrenamientos a largo plazo, con vistas de tener un equipo competitivo para los eventos en los cuales se piensa participar a futuro.
Que los principales exponentes de nuestro remo participen de las regatas oficiales, en la medida que les sea posible hacerlo.
Que un remero sepa, con la debida antelación como para que pueda prepararse correctamente, si participará o no de determinado evento.
Replanificar los programas de regatas en vistas de las inscripciones. Contando con el debido apoyo de los clubes, de esta forma se evitaría la proliferación de tantos ganadores por artículo 3. Es una cuestión de conciencia, y de volver a ponderar la competencia sobre el reparto de puntos entre clubes.
Que se realicen las gestiones para volver a contar con una pista nacional de remo que cumpla con las condiciones básicas para una competencia. No es posible que la pista de Tigre siga deteriorándose y no se haga nada al respecto.
Que se exija que las pistas de remo cuenten con la debida señalización. Es inentendible que nuestros remeros conozcan la existencia de las boyas solo si tienen la oportunidad de correr en el exterior.
Que la Asociación Argentina de Remo y las comisiones que de ellas dependen, sientan la necesidad de informar y divulgar la práctica del remo.
Que la Asociación Argentina de Remo fomente la práctica del remo, y apoye a las escuelas de remo.
Que los remeros que tienen la posibilidad de viajar se sientan respaldados y apoyados por la Asociación. No es posible que un remero tenga que autogestionarse para lograr contar con una embarcación a la altura de las circunstancias, en tiempo y forma.
Estos puntos que acabo de enumerar, son solo parte de los reclamos que la mayoria de los que están cerca de este deporte expresaron y expresan constantemente.
Deudas o no, es también lo que se le ha reclamado a la administración vigente. Ahora bien, concientes de estas necesidades también estaban los delegados de los clubes que participaron de las elecciones de fines de agosto. Y ellos entendieron que los mejores capacitados para llevar adelante la entidad mayor del remo argentino, son los que se postularon en la lista Celeste y Blanca: Presidente: (2 años) Sr. Ricardo Mingramm, Consejeros Titulares: (2 años) Sres. Juan Pocai, Manuel Rodriguez, Manuel Carrillo del Pino, Roberto Lesser, Nestor Becker, Consejeros Suplentes: (1 año) Sr. Emilio Czerner, Horacio Scacchi, Gustavo Vexelman, German Segurado, Alfio Pulvirenti, Juan Perez, Revisores de Cuentas: (1 año) Sres. Alberto Pilossof, Carlos Calderon, Angel Montero Bustamante. Apoderados: Julio Perez y Santiago Ussher.
Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Lo que vale la pena recalcar, es que si bien ellos son los que deberán velar por los intereses del remo, también existe una buena cantidad de gente que está en desacuerdo con la gestión anterior, y sigue creyendo que un recambio generacional es posible.
Alguien tiene que darse cuenta que la opinión de los remeros es importante. Que detrás de cada decisión hay personas. Y que esas personas ya tienen suficiente sacrificio para poder entrenarse como para colmo tener que penar con las indecisiones y arbitrariedades de los que dirigen el remo argentino.
En nuestro país la vida deportiva de un remero no es tan larga, tratemos por lo menos que sea plena, y no plagada de obstáculos.
No es mi idea desacreditar. Si estos nombres son los elegidos para llevar adelante la administración del remo por los próximos dos años, espero sepan velar por los intereses de los verdaderos actores del remo: los remeros.
Si los remeros no creen que ellos son los mejores, entonces será un buen momento para replantear cambios desde las bases. Si el que tiene la posibilidad de elegir es el delegado, entonces es esta persona la que debería consultar a los remeros de su club sobre cual entienden es la mejor elección, y hacerse eco de sus reclamos.
Todo cambio implica esfuerzo, pero creo que ahora mas que nunca vale la pena realizarlo. La única forma de revertir el camino descendente del remo argentino es involucrándose en un proyecto de cambio.
Muchos de nuestros remeros se sienten frustados e insatisfechos con la actual dirigencia. ¿Cuáles son las bases de esta insatisfacción? En primer lugar, el familismo o el amiguismo para la distribución de puestos. Esto trae aparejado como respuesta el individualismo, el famoso “salvese quien pueda”. La desconfianza y la escasa capacidad para asociarnos y cooperar en pos de objetivos comunes, se traduce en este tipo de actitudes individuales, en las cuales el remero entiende que si él no se preocupa por su propio bienestar, nadie más lo hará. El gran problema reside en que al no hacer extensivo sus logros individuales, el próximo que luche por los mismos objetivos deberá arrancar también su lucha solitaria desde cero.
El individualismo extremo y la desconfianza hacia las instituciones que rigen el remo, fomenta que el remero descrea de las reglas preestablecidas. Lleno de ejemplos está nuestro remo sobre este tipo de conductas, donde uno de nuestros remeros no se presenta a un preselectivo o una regata, por no creer en el verdadero sentido de los mismos.
El hábito de culpar de nuestros problemas a otros es, tal vez, el rasgo cultural que más daño nos causa. Cuando critico este hábito no estoy buscando eximir de responsabilidades a nadie. Simplemente quiero mostrar otra de las causas que nos afectan. Sin participación en la toma de decisiones, sin involucrarse en el cambio, siempre será mas facil entender que la realidad que vivimos, es culpa de otros.
¿Existen salidas? Por supuesto, hay que ser optimistas. En nuesto ambiente hay muchas personas con gran potencial. Habrá que apoyarlas para que, entre todos, el cambio sea posible.
Debemos tener la capacidad para que los dirigentes entiendan que debe terminarse con la relación del tipo patrón-empleado. Este tipo de conductas solo conducen a la arbitrariedad.
Con un compromiso activo entre los remeros que crean en un proyecto de recambio cultural, porque no solo pasa por lo generacional, podremos crear nuevamente relaciones igualitarias, confianza mutua y respeto por las reglas institucionales.
Que las cosas cambien depende de todos.